Especie de diario sin identificar. Aquí publicaré textos ocultos en mi ordenador desde hace demasiado tiempo.
Mal bicho
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Y ahora me abro en canal para dejar salir a todos esos
demonios que he ido acumulando en este cuerpo. Y me cierro como una planta
carnívora cuando veo algún mal bicho que viene a dejarme sin ramas.
Cuando aprendamos a quedarnos a pesar de las heridas será cuando estemos preparados para escapar. Muchas veces decidimos huir sin arreglarnos por dentro, esperando que en otro lugar vaya mejor. Pero lo que no entendemos es que nuestros actos y pensamientos no van acorde con nuestro sitio. Para disfrutar del viaje, primero tenemos que aprender a disfrutar en nuestro hogar. En el presente. Entendiendo que hemos de vivir con nuestro pasado, pero que no necesariamente tiene que ser una carga. Y que no podemos manipularlo. Y recordar que es ahora la única oportunidad que tenemos para poder modificarnos. El futuro aún nos queda grande. Centrarnos en el presente para avanzar bien. Y luego despegar. Sólo los cobardes huyen, los valientes vuelan. Vuelan para vivir más, pero no necesariamente mejor. Porque para eso somos nosotros los que hemos de cambiar, el lugar es lo de menos. Centrarnos en lo que se fue y lamentarnos constantemente por ello, recordar cómo era todo cada día, debilita nues...
Me creí débil y me puse en blanco. Me quedé sin prisas, sin risas y sin cuestionarlo. Me creí débil y me seguí creyendo lo que decían. Me creí inmutable, pero muté. Ahora sé que nunca lo fui, pero creerlo me hizo crecer callando todo lo que ahora no dejo de decir.
Si me dices ven, lo hubiera dejado todo. Te fuiste acariciando el cielo como un globo de helio que se resbalaba entre mis manos. Yo tirando del hilo enredado en mis dedos. Tú llenándote de otro aire. Te eché tanto de menos a ti como a mí. Tuve que acostumbrarme a mi nueva yo sin ti. A rastras. Quemándome el cuerpo. No era otra. Pero sí más triste y menos rara. Te juro que parecía que ibas a volver y despertarme de tu ausencia. Me temblaban las pupilas de mirar hacia arriba para intentar verte. Fue eterno en mi pequeño mundo. Y ahora ya no espero ni a que vengas, ni a que te vayas. Ni quiero dejar nada atrás. No me había dado cuenta que te llevo tan dentro de la piel. Estás rasgándome para salir. Y yo te pido que te quedes. Soy yo lo único que me queda de ti.
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